martes, 21 de diciembre de 2010

A modo de presentación


Todos sabemos que el apellido es el nombre de la familia con que se distingue a las personas.
En la mayoría de los países de habla castellana cada persona suele tener dos apellidos, el primer apellido deriva de la familia de su padre y el segundo apellido que deriva de la familia de la madre, excepto en Argentina y Uruguay, donde suele usarse sólo el apellido paterno, salvo que se pida expresamente el uso de ambos  a la hora de inscribir al recién nacido. Lo digo por propia experiencia. No les voy a hablar del origen de los apellidos ahora porque sería de una pesadez absoluta, más allá de que pueda quedar ilustrativo. Ni mucho menos detenerme en los apellidos PATRONIMÍCOS, ya saben, son los que derivan de los nombres del padre, por ejemplo Álvarez, hijo de Álvaro, O los TOPONIMICOS, que derivan del lugar de origen, por ejemplo, Avellaneda, de la Torre, Serrano o Villa ( tan de moda por estos días). Otros derivan de un oficio o profesión: Pastor, Sacristán, o Carnicero y luego llegan los derivados de apodos o descripciones, y allí nos encontramos unos cuantos: Delgado, Hurtado, Negrete, Culazo o Coco, como ejemplo más cercano.