lunes, 21 de febrero de 2011

NK Boulevard


A menos de 4 meses de la muerte de Néstor Kirchner -que se fue de la misma manera en la que llegó: con una popularidad que reptaba por los subsuelos- el gobierno que preside su viuda, Cristina Fernández -rodeada más que nunca por un enorme coro de adulones- no repara en gastos  para que la figura de “ÉL”, tal y como se dirige la presidenta argentina a su difunto marido sin nombrarlo, sea elevado a los altares poco menos que como un héroe nacional pero, por supuesto, con el dinero de los contribuyentes que “los K” han manejado desde siempre como propio, en el sentido más estricto de la palabra.

martes, 21 de diciembre de 2010

A modo de presentación


Todos sabemos que el apellido es el nombre de la familia con que se distingue a las personas.
En la mayoría de los países de habla castellana cada persona suele tener dos apellidos, el primer apellido deriva de la familia de su padre y el segundo apellido que deriva de la familia de la madre, excepto en Argentina y Uruguay, donde suele usarse sólo el apellido paterno, salvo que se pida expresamente el uso de ambos  a la hora de inscribir al recién nacido. Lo digo por propia experiencia. No les voy a hablar del origen de los apellidos ahora porque sería de una pesadez absoluta, más allá de que pueda quedar ilustrativo. Ni mucho menos detenerme en los apellidos PATRONIMÍCOS, ya saben, son los que derivan de los nombres del padre, por ejemplo Álvarez, hijo de Álvaro, O los TOPONIMICOS, que derivan del lugar de origen, por ejemplo, Avellaneda, de la Torre, Serrano o Villa ( tan de moda por estos días). Otros derivan de un oficio o profesión: Pastor, Sacristán, o Carnicero y luego llegan los derivados de apodos o descripciones, y allí nos encontramos unos cuantos: Delgado, Hurtado, Negrete, Culazo o Coco, como ejemplo más cercano.